Una de la áreas sensibles en las demandas sociales de hoy es la Vivienda, el acceso como principio del tema, pero también las condiciones de vida asociadas a, especialmente, las llamadas "Viviendas Sociales", su calidad constructiva, su tamaño, su ubicación, los servicios asociados (el concepto de barrio y de ciudad).
Un artísta que ha trabajado este tema es LEONARDO PORTUS, quien en su obra "Esta será mi casa, cuando me vaya yo" nos presenta una mirada acerca del tema.
Por más de una década, Leonardo Portus ha recorrido la ciudad observando e investigando. El resultado de su obra apoyada por Fondart Nacional 2012, se presenta en Sala Gasco hasta el 15 de febrero del 2013.
Varias ciudades de nuestro país poseen vestigios arquitectónicos modernistas, valiosas expresiones que se interrumpen en los 70. Muchos lucen hoy un aspecto desgastado y decadente, casi retrofuturista. Copas de agua, revestimientos cerámicos, rampas, etc. son fantasmagóricos signos de un capitulo suspendido.
En Chile hasta comienzos de la década del 70, se vive en la arquitectura la consolidación de la utopía modernista, organismos estatales como CORVI y CORMU buscan una respuesta a la vivienda social para sectores de escasos recursos y medios. Se buscó integrar arte y arquitectura, sinceridad y expresividad de materiales tradicionales como el hormigón, y nuevos como el acrílico, aluminio, etc.
En Santiago se construye entre los años 71 y 72 la Villa San Luis en Las Condes que intentó romper la alta estratificación de la ciudad, siendo habitada por las familias de sus mismos obreros constructores. Tras el Golpe, fueron expulsados y los departamentos reasignados a suboficiales del Ejército y sus familias. En los años 90 los terrenos finalmente fueron enajenados en confusas cirscunstancias, demoliéndose gran parte de los bloques para construir torres corporativas de oficinas y hoteles 5 estrellas dada la alta plusvalía del sector.
Posteriormente y fruto de las políticas económicas implantadas por el régimen militar, las políticas habitacionales cambian su rumbo y su planificación queda en manos del mercado inmobiliario, relegándose el Estado a un rol subsidiario. Paralelamente la imagen arquitectónica corporativa del sector privado conforma un eje donde rápidamente se mezclan lenguajes historicistas, neocoloniales y/o prematuramente posmodernos en por ejemplo edificios comerciales tipo caracol, reflejando el boom económico con dudoso gusto.
Sin embargo, en otras latitudes, el Movimiento Moderno continuó progresiva y expresivamente su desarrollo hasta fines de los 70, e incluso en la Europa Socialista hasta bien entrados los años 80, siendo hoy rescatadas por fotógrafos como Frederic Chaubin, quien encontró en los últimos años construcciones que parecen emerger de una fantasiosa película de ciencia ficción.
No es casualidad que el artista Leonardo Portus haya elegido la famosa canción “Esta será mi Casa cuando me vaya yo”, del autor español Nino Bravo para su exposición. El año 1973, en que muere el cantante, señala el autor, “coincide con el quiebre de las políticas habitacionales estatales en Chile, las que con un fuerte sello modernista construyeron en nuestro país el sueño de la casa propia con la utopías urbanas y estilísticas propias del Movimiento Moderno”.
"ESTA SERÁ MI CASA"
"QUIERO MI BARRIO"
Una reflexión acerca de
Vivienda y Demandas Sociales
¿Que implicancias tiene
esta realidad
en contexto de esta pandemia?
Junto a la obra de PORTUS, comparto una investigación del Centro de Investigaciones Periodísticas (CIPER):
POST DATA
"Soplos de Luz"
[COPELEC de Chillan, una mirada a la arquitectura moderna]
LEONARDO PORTUS
LINK a: Entrevista en Bio Bio TV
Lo que muestra Leonardo Portus en su obra es fuerte, porque hace darnos cuenta de que hubo un momento en que el país se estaban construyendo casas dignas, para integrar a las personas en barrios no populares y así romper la desigualdad territorial. Lo que no pudo durar mucho y quedó en nada.
ResponderEliminarLa Villa San Luis buscaba integrar a los trabajadores en Las Condes, y que terminó siendo desechado, esto solo demuestra la gran desigualdad que existe en el país y las prioridades en el ámbito social, tema que aún sigue presente y no se toman las medidas o el peso que esto tiene para el futuro de los chilenos, quienes cada vez ven más lejos el sueño de tener una casa propia.
Además, me parece muy potente cómo Portus usa maquetas y referencias visuales para hablar del tema. No se queda en la queja, te muestra con hechos y detalles cómo se veía ese proyecto idealista. Y también te muestra lo que pasó cuando todo se volvió negocio.
El problema no es solo del pasado. Hoy seguimos viendo cómo las inmobiliarias tienen mucho poder. El Estado casi no se mete, y cuando lo hace, es solo para subsidiar o entregar soluciones parche. Las viviendas sociales están cada vez más lejos de los centros urbanos, las personas terminan aisladas, sin acceso a servicios básicos.
La obra de Portus me parece una crítica acertada. Te hace abrir los ojos y darte cuenta de que la ciudad no es neutral. Tiene ideología, tiene decisiones políticas detrás. Y esas decisiones han ido en contra de la idea de una ciudad justa para todos.
La obra “Esta será mi casa, cuando me vaya yo” de Leonardo Portus propone una reflexión crítica sobre la vivienda social en Chile, abordando no solo el acceso a una casa, sino también su valor simbólico, histórico y arquitectónico. A través de maquetas y referencias visuales, Portus rescata la memoria de una época en la que la planificación urbana buscaba integrar arte, comunidad y dignidad, especialmente durante la consolidación del Movimiento Moderno antes del golpe de Estado.
ResponderEliminarLa exposición pone el foco en proyectos como la Villa San Luis, que en su momento representaron una utopía posible: construir una ciudad más equitativa. Sin embargo, esa visión fue interrumpida y reemplazada por un modelo centrado en el mercado, donde el Estado pasó a un rol subsidiario y la arquitectura se volvió funcional, pero carente de significado colectivo.
Portus utiliza la arquitectura como un archivo de lo que fuimos, visibilizando estructuras olvidadas o consideradas obsoletas que, en realidad, son testigos de un intento por construir ciudad con justicia social. Su obra no idealiza el pasado, pero sí invita a reconocer el valor de lo que se ha perdido y a cuestionar qué hemos aceptado como “progreso”.
La elección del título, tomado de una canción de Nino Bravo, refuerza el tono nostálgico y nos recuerda que una vivienda es más que un espacio físico: es un lugar de pertenencia, de historia y de memoria. En tiempos donde la ciudad se transforma rápidamente, Portus nos invita a detenernos y repensar qué significa realmente habitar.
Me llamó mucho la atención la obra de Leonardo Portus, porque no se trata solo de casas o edificios, sino de toda la historia que hay detrás de ellos. Me hizo pensar en cómo muchas veces se habla de “vivienda” como si fuera solo un techo, pero en realidad es mucho más: es pertenencia, barrio, recuerdos, dignidad. Me dio pena saber lo que pasó con la Villa San Luis, cómo una idea de integración terminó siendo destruida por intereses económicos. Siento que eso todavía pasa hoy, como que los lugares donde vive la gente se diseñan más pensando en el dinero que en la calidad de vida. Y en pandemia, cuando todos tuvimos que encerrarnos en nuestras casas, se hizo aún más evidente la desigualdad: no todos viven en condiciones dignas, y eso afecta todo, desde la salud mental hasta las oportunidades. La obra de Portus me pareció una forma muy potente de mostrar eso, de recordarnos lo que se perdió y lo que deberíamos volver a mirar.
ResponderEliminarLa obra de Leonardo Portus, "Esta será mi casa, cuando me vaya yo", nos invita a una reflexión profunda y necesaria sobre la vivienda social en Chile, un tema que, como estudiante, veo que está más vigente que nunca en las demandas sociales. No es solo hablar de cuatro paredes y un techo, sino de la calidad de vida que ofrecen esas casas: su diseño, tamaño, ubicación y si realmente se integran en un barrio con servicios. Es el concepto de hogar, el sueño de la casa propia, chocando con una realidad a menudo compleja y precaria.
ResponderEliminarCuando vi la obra “¿Esta será mi casa, cuando me vaya yo?” de Leonardo Portus, lo primero que sentí fue una mezcla rara entre nostalgia y pena. Como que te deja pensando en esas cosas que alguna vez pudieron ser, pero que por distintas razones nunca llegaron a concretarse. No son solo maquetas; son como pequeños mundos detenidos en el tiempo, llenos de historia, de sueños que se quedaron a medio camino.
ResponderEliminarEl título ya te pega fuerte. Tiene algo de despedida, pero también de incertidumbre. Te hace preguntarte si eso que alguna vez pensaste que sería tuyo, realmente lo será. Y ahí es cuando uno empieza a pensar en todas esas familias que vivieron con la esperanza de tener una casa digna, y cómo ese sueño muchas veces se ha vuelto cada vez más lejano.
Lo que más me llamó la atención es cómo Portus trabaja con materiales tan simples: palitos, cartón, pasta muro... como si estuviera reconstruyendo recuerdos con las manos. Eso le da una ternura especial, porque se nota que no es solo arte, es memoria, es afecto. Es como ver a alguien que intenta armar una historia que fue interrumpida, como queriendo preguntarse qué habría pasado si las cosas hubieran seguido otro camino.
La exposición de Leonardo Portus, "Esta será mi casa, cuando me vaya yo", me parece una mirada muy profunda y necesaria sobre un tema que afecta a mucha gente en Chile: la vivienda social. Más que solo una muestra artística, creo que su trabajo nos invita a pensar cómo las decisiones políticas y económicas han marcado, muchas veces para mal, el acceso a una vivienda digna y a la creación de barrios que realmente funcionen para las personas.
ResponderEliminarLo que más me llamó la atención es cómo Portus imagina un Chile distinto, uno en que las políticas públicas de vivienda social continúen su camino sin interrupciones, especialmente antes del golpe de 1973.
A través de sus maquetas y planos, rescata esos ideales de arquitectura funcional y social que creo son fundamentales. Me gusta que mencione elementos como las rampas o las ventanas diseñadas para aprovechar la luz natural, porque muestran que una vivienda no es solo un techo, sino un espacio pensado para vivir mejor. Al mismo tiempo, la comparación con la realidad post-dictadura es bastante dura. El pasar de un derecho a un negocio inmobiliario ha dejado barrios con problemas graves, como Bajos de Mena, y eso confirma que algo salió muy mal. Me hace sentir que se ha dejado de lado lo más importante: la dignidad de las personas que habitan esos lugares.
Leonardo Portus presenta diseños y maquetas de arquitectura de viviendas sociales, destacando la importancia de cada uno de estos proyectos. Su trabajo fusiona arte y funcionalidad, resaltando el valor de crear espacios habitables que no solo cumplan una necesidad básica, sino que también permitan a las personas sentirlos como un verdadero hogar. No se trata solo de ofrecer un techo, sino de construir un lugar significativo para quienes lo habiten.
ResponderEliminarEn el caso de "Quiero mi Barrio", la propuesta busca entregar una mirada artística a los entornos urbanos, con el objetivo de transformar la imagen de los barrios, dotándolos de vitalidad y sostenibilidad. Leonardo Portus contribuye a esta iniciativa mostrando intervenciones en espacios públicos, donde su obra invita a revalorizar y resignificar el entorno cotidiano.
Personalmente, me encantaron las obras del artista Leonardo Portus, ya que son una manera innovadora y creativa de enaltecer elementos representativos de la memoria barrial, sobre todo aquellos poco destacados. Esto lo logró a través de maquetas arquitectónicas diseñadas para proyectar sombras, lo que agrega una dimensión simbólica y poética a la obra. Por otro lado, en el proyecto "esta será mi casa, cuando me vaya yo" habla de lo utópico, de lo que no fue, pero que perteneció en su momento a familias esperanzadas. Esta tiene un efecto nostálgico y melancólico a través de la sombra proyectada, como si la historia de esa vivienda aún habita, aunque nunca haya existido. Es una hermosa forma de destacar la relación entre las personas y los espacios que ellos habitan.
ResponderEliminarLa exposición de Leonardo Portus, "Esta será mi casa, cuando me vaya yo", ofrece una reflexión profunda sobre el estado actual de la vivienda en Chile y su historia. Más allá de ser solo una muestra de arte, Portus utiliza este espacio para cuestionar cómo las políticas habitacionales han evolucionado en el país y cómo esto ha afectado a miles de personas que hoy viven en condiciones precarias. A través de su obra, que explora los vestigios de la arquitectura modernista, nos invita a pensar en las utopías urbanas que se intentaron crear en los años 70, como la Villa San Luis, que originalmente buscaba integrar a las clases más bajas con el resto de la ciudad. Sin embargo, las políticas posteriores, especialmente a partir del golpe de Estado, transformaron esos proyectos en un negocio inmobiliario, relegando el rol del Estado y dejando a muchos de esos barrios en condiciones de abandono. Me llamó la atención cómo, a través de las maquetas y los detalles en su obra, Portus logra capturar la esencia de esos sueños rotos y nos recuerda que, en lugar de ser un derecho, la vivienda se ha convertido en un lujo para pocos. La elección de la canción de Nino Bravo como título refleja ese quiebre histórico, donde la "casa propia" dejó de ser una utopía para convertirse en una lucha por el acceso a lo básico. La exposición me hizo pensar que, aunque la arquitectura y el arte reflejan el espíritu de una época, lo que realmente importa es cómo estas decisiones afectan la vida de las personas.
ResponderEliminarLa obra de Leonardo Portus nos obliga a mirar una realidad que hoy es vergonzosa que es la precariedad de las viviendas sociales en Chile, en contraste con el pasado, cuando el Estado tuvo un rol activo en la planificación urbana y en la construcción de ciudades más justas y dignas.
ResponderEliminarPortus rescata ese legado arquitectónico que floreció antes del golpe de Estado, donde proyectos como la Villa San Luis representaban una visión de ciudad inclusiva, pensada para todos, incluso en comunas de alta plusvalía. Ese sueño fue violentamente interrumpido con la llegada del régimen militar, se reemplazó por un modelo de desarrollo urbano guiado por intereses del mercado, donde la vivienda pasó a ser tratada como un bien comercial más, perdiendo su valor simbólico y colectivo.
La elección del título, tomado de la canción de Nino Bravo, no es casual. Es una forma de enlazar memoria, pertenencia y pérdida. Portus nos recuerda que una casa no es solo un espacio físico, sino también un lugar cargado de historia, identidad y dignidad. Su obra, más allá de la nostalgia, es una denuncia silenciosa del abandono del Estado y del deterioro de la calidad de vida que muchas familias enfrentan hoy.
Como habitante de este país, duele ver cómo lo que alguna vez fue un ejemplo de arquitectura moderna y compromiso social, ha sido reemplazado por construcciones pequeñas, mal ubicadas y sin sentido de comunidad. Esta exposición es una invitación urgente a repensar qué entendemos por “progreso” y a recuperar una visión de ciudad donde vivir bien no sea un privilegio, sino un derecho.
La obra “Esta será mi casa, cuando me vaya yo” de Leonardo Portus me parece una reflexión profunda sobre las viviendas sociales en Chile. Más allá de la mera funcionalidad de un techo, Portus nos invita a considerar la casa como un espacio cargado de memoria, identidad, dignidad y sueños, así como un crudo reflejo de las desigualdades persistentes en nuestra sociedad.
ResponderEliminarLa exposición es un llamado a no olvidar los ideales utópicos del Movimiento Moderno en Chile, que, con proyectos como la Villa San Luis, buscaron construir una ciudad más justa e integrada, donde el arte y la arquitectura se unían para romper barreras sociales. La obra de Portus, pone de manifiesto cómo una visión de derecho social fue reemplazada por una lógica de negocio inmobiliario. Sus maquetas y referencias visuales actúan como archivos de lo que fuimos, revelando estructuras que hoy son vistas como obsoletas, pero que son testimonio de un pasado donde se priorizaba la dignidad y la vida en comunidad.
Esta sensación de desarraigo se conecta directamente con la realidad actual, donde las viviendas sociales se ubican a menudo en la periferia, lejos de los servicios básicos, perpetuando el aislamiento y la desigualdad territorial. La pandemia, al confinarnos en nuestras casas, expuso aún más la fragilidad e injusticia de este sistema, evidenciando que para muchos, la casa no es un refugio, sino una cárcel. En este sentido, la obra de Portus es una crítica política aguda, que nos hace reconocer que la ciudad no es neutral, sino un escenario donde se juega constantemente la memoria, el olvido y el derecho a habitar. Es un potente recordatorio de que debemos seguir luchando por una ciudad que priorice la dignidad humana sobre los intereses económicos, repensando qué significa realmente habitar.
La obra “Esta será mi casa, cuando me vaya yo” de Leonardo Portus me dejó pensando mucho sobre lo que significa realmente tener una vivienda. Más allá de los metros cuadrados o del precio, Portus nos muestra que la casa también es memoria, historia y dignidad. Lo que más me impactó fue cómo revive proyectos como la Villa San Luis, que en su momento buscaron romper con la desigualdad territorial y ofrecer espacios de calidad para vivir. Que esas ideas se hayan truncado tan bruscamente es muy triste, pero también muy revelador de las prioridades que se han impuesto en Chile desde entonces.
ResponderEliminarEl uso de maquetas y detalles arquitectónicos me pareció una forma muy efectiva de mostrar esa historia, no desde el discurso, sino desde la imagen concreta. Es arte, pero también es denuncia. Portus no solo mira el pasado con nostalgia, sino que nos obliga a mirar el presente con más atención. Porque hoy el problema sigue: las viviendas sociales están mal ubicadas, mal pensadas, y la ciudad sigue siendo un reflejo de una sociedad dividida.
Esta obra me hizo darme cuenta de que hablar de vivienda es también hablar de justicia, de cómo queremos vivir y de quién decide sobre esos espacios. Y eso la convierte en una obra profundamente humana y necesaria.
Lo que más me provocó de la obra “Esta será mi casa, cuando me vaya yo” de Leonardo Portus fue su forma de hablar del abandono, pero no como una queja explícita, sino como un recuerdo detenido en el tiempo. Las maquetas no solo representan viviendas, sino formas de vida que alguna vez se soñaron y que hoy parecen descartadas, igual que los materiales que él usa: cartón, madera, objetos frágiles. Todo da la impresión de estar a punto de desaparecer.
ResponderEliminarMe impactó la carga simbólica de rescatar estructuras como la Villa San Luis, no como nostalgia vacía, sino como una advertencia: lo que alguna vez se pensó colectivo, hoy se volvió negocio. No estamos solo ante una crítica a la desigualdad habitacional, sino ante una pregunta abierta: ¿qué significa “tener casa” en un país donde el derecho a habitar se mide por ubicación y plusvalía?
En tiempos post pandemia, donde quedarse en casa se volvió regla, la obra de Portus adquiere otro peso. ¿Qué pasa cuando esa casa es insegura, chica o está lejos de todo? ¿Qué tipo de ciudad estamos construyendo si vivir dignamente es cada vez más un privilegio? Su obra no busca respuestas cerradas, pero sí obliga a mirar de frente algo que preferimos ignorar: la ciudad, sus formas y sus vacíos también son parte de nuestra historia emocional y política.
La obra "Esta será mi casa, cuando me vaya yo" de Leonardo Portus ofrece una mirada crítica y emotiva sobre la vivienda social en Chile, trascendiendo la simple noción de un techo para plantear preguntas profundas sobre el valor simbólico y humano del lugar que habitamos. Portus sitúa en el centro de su propuesta la memoria de una utopía modernista que, en algún momento, imaginó una ciudad más justa, integrando arte, arquitectura y comunidad. Casos emblemáticos como la Villa San Luis en Las Condes ilustran ese ambicioso intento por romper la segregación social, un sueño que lamentablemente fue interrumpido bruscamente por el Golpe de Estado. Tras este quiebre, el modelo de ciudad se vio redefinido por las fuerzas del mercado, relegando la idea de comunidad y transformando proyectos de vivienda en meros negocios inmobiliarios, dejando a muchos barrios en condiciones de abandono.
ResponderEliminarLa exposición de Portus, con sus maquetas y detalles, logra capturar la esencia de esos sueños rotos, recordándonos que, para muchos, la vivienda dejó de ser un derecho para convertirse en un lujo. El título de la obra, una referencia a la canción de Nino Bravo, no es casualidad; señala el quiebre de las políticas habitacionales estatales en 1973, un año que coincide con la muerte del cantante y el fin de la utopía modernista de la casa propia en Chile. La obra de Portus es un llamado a no olvidar lo que pudo ser y a repensar lo que aún podemos construir, especialmente en un país donde las desigualdades urbanas continúan marcando la vida de tantas personas. A través de este trabajo artístico, Portus logra hacernos pensar en temas tan urgentes como la dignidad, la memoria y el derecho a habitar de forma justa, evidenciando cómo la vivienda es un reflejo de los sueños, las memorias y las desigualdades de una sociedad, y cómo el arte tiene el poder de visibilizar estas problemáticas.
Lo que él hace no es solo arte, es una forma de interrogar a la ciudad y a nosotros mismos. Su obra “Esta será mi casa, cuando me vaya yo” me hizo pensar en cómo las construcciones que nos rodean guardan historias que rara vez se cuentan en voz alta. No se trata solo de muros, techos y planos, sino de sueños, fracasos y decisiones que afectan la vida de miles de personas.
ResponderEliminarLo que me parece más interesante de su enfoque es cómo transforma la arquitectura en lenguaje. Sus maquetas no son reproducciones neutras, sino comentarios cargados de emoción y de sentido político. Me llama la atención esa mezcla entre la precisión técnica y una especie de melancolía que parece estar presente en todo lo que construye. Es como si cada obra dijera: “Esto pudo haber sido diferente”.
A través de su trabajo, Portus nos recuerda que los espacios donde vivimos no son ajenos a la historia, y que incluso los edificios pueden ser testigos del abandono o del olvido. Me parece importante esa idea de que habitar no es solo ocupar un lugar, sino estar en él con conciencia, con memoria y con una cierta responsabilidad hacia lo que ocurrió antes.
Sin haber visto directamente la exposición, siento que su propuesta nos empuja a hacernos una pregunta muy actual: ¿cuánto de lo que nos rodea fue pensado para el bienestar colectivo y cuánto simplemente para durar lo justo y venderse rápido? En ese sentido, su obra no se queda en la nostalgia; es también una provocación para imaginar otras formas de construir, más justas y más humanas.
La obra “¿Esta será mi casa, cuando me vaya yo?” de Leonardo Portus me conmovió profundamente por la forma en que transforma materiales simples en un relato cargado de memoria, afecto y crítica social. Las maquetas que presenta no son meros ejercicios estéticos, sino reconstrucciones simbólicas de sueños interrumpidos, de proyectos habitacionales que alguna vez representaron esperanza para muchas familias y que, por decisiones históricas y políticas, quedaron en el olvido.
ResponderEliminarEl título ya anticipa esa mezcla de incertidumbre y despedida, invitándonos a reflexionar sobre lo que significa realmente habitar un espacio propio. Más allá del objeto arquitectónico, la vivienda es aquí un símbolo de dignidad, pertenencia y futuro. Portus, con sus piezas, evoca un Chile posible, uno que apostaba por una arquitectura social y funcional, con barrios pensados para mejorar la vida cotidiana. Eso contrasta con el modelo actual, donde muchas veces la vivienda se ha convertido en un negocio más que en un derecho, dejando tras de sí espacios precarios y fragmentados.
Lo que me pareció más valioso es cómo el artista utiliza el arte para conectar la historia con lo emocional. Al ver sus obras, no solo entendemos un problema estructural del país, sino que también sentimos el vacío de lo que pudo ser. Es un arte que interpela, que pone sobre la mesa una deuda social pendiente y que rescata la memoria de quienes soñaron con un lugar al que pudieran llamar hogar.
La instalación "Esta será mi casa, cuando me vaya yo" de Leonardo Portus no es solo una exposición, sino una intervención poética y política que desnuda las contradicciones de la vivienda social en Chile. Con una sensibilidad aguda, el artista trasciende el discurso arquitectónico para interrogarnos sobre qué significa realmente habitar: ¿Es un derecho fundamental o un privilegio de mercado?
ResponderEliminarPortus rescata la memoria de un proyecto de ciudad fracasado, donde el modernismo soñó con barrios integrados que fusionaran arte, diseño y cohesión social. La Villa San Luis —símbolo de esa utopía truncada— emerge como un fantasma que nos interpela: su demolición no solo borró edificios, sino la posibilidad de un Chile menos segregado. La obra expone cómo el golpe de 1973 no solo quebró instituciones, sino también modelos urbanos, convirtiendo la vivienda en mercancía y a los ciudadanos en clientes.
El título, tomado de la canción de Nino Bravo (cuya muerte coincide con ese año bisagra), opera como metáfora: la casa prometida se volvió espejismo. Las maquetas de Portus, frágiles y detalladas, materializan esa pérdida, pero también la resistencia. No son solo réplicas de edificios, sino urnas que guardan la memoria de un sueño colectivo arrasado.
Esta obra logra lo que el mejor arte político debería hacer: convertir datos en emociones. Al confrontarnos con las huellas de ese fracaso, nos obliga a preguntarnos: ¿Qué ciudad heredamos? ¿Qué ciudad estamos construyendo? En un presente donde las periferias siguen marginadas y el acceso a la vivienda es una crisis, Portus nos recuerda que el urbanismo no es solo cemento —es un reflejo de qué sociedad elegimos ser.
Excelente exposición, me parece muy genial que a pesar de partir de una visión utópica nos permita reflexionar sobre el sentido de pertenencia del ser humano. El hecho de hacer propio un espacio, a través de ideas que podrían haber sido posibles, con diseños que al habitarlos se modifican se hacen propios justamente. Mezclando el arraigo, la pérdida y la precariedad, el paso del tiempo y como partimos de una idea de tener viviendas cada vez más grandes a volver a ideas de casas pequeñas, que bordean en el hacinamiento. Invita a cuestionarse las condiciones de vida en las que estamos envueltos, poca privacidad, poco espacio y mucha vulnerabilidad. Finalmente algo que me resuena mucho con la forma de vivir actual ¿Qué tan real es el derecho a la vivienda hoy?
ResponderEliminarLa obra “Esta será mi casa, cuando me vaya yo” de Leonardo Portus es una reflexión profunda sobre las viviendas sociales en Chile. Más que hablar solo de tener un techo, Portus nos invita a pensar en la casa como un lugar lleno de recuerdos, identidad, dignidad y sueños, pero también como un reflejo de las desigualdades que seguimos viviendo.
ResponderEliminarLa exposición nos recuerda los sueños del Movimiento Moderno en Chile, que con proyectos como la Villa San Luis, buscaban crear una ciudad más justa e integrada, donde el arte y la arquitectura ayudaban a unir a las personas. A través de sus maquetas y referencias visuales, Portus muestra cómo esa idea de la vivienda como un derecho fue reemplazada por una visión más centrada en los negocios. Su trabajo rescata la memoria de un tiempo en que se valoraba la vida en comunidad y la dignidad de las personas, aunque hoy muchas de esas construcciones se vean como pasadas de moda.
La sensación de desarraigo que transmite su obra tiene mucho que ver con la realidad actual: muchas viviendas sociales están en la periferia, lejos de servicios básicos, lo que hace que la gente viva aislada y en desventaja. La pandemia hizo aún más evidente este problema, ya que al tener que quedarnos en casa, quedó claro que para muchas personas, su hogar no es un lugar seguro, sino un encierro. Por eso, la obra de Portus también es una crítica fuerte, que nos recuerda que la ciudad no es un espacio neutral, sino un lugar donde se juega constantemente con la memoria, el olvido y el derecho a vivir dignamente. Es una invitación a seguir luchando por ciudades más humanas, donde lo más importante sea el bienestar de las personas, y no los intereses económicos.
La obra nos pone en el contexto que enfrenta una gran parte de chilenos que es la vivienda y lo que representa. El concepto de hogar nos abre la puerta a reflexionar si es un espacio físico, simbólico o ambos. También plantea la fragilidad de las estructuras sociales y urbanísticas que deberían garantizar el acceso a una vivienda digna para todos, pero que con el tiempo este plan ha sido dejado de lado por las autoridades que pueden hacer algo al respecto.
ResponderEliminarLa obra “Esta será mi casa, cuando me vaya yo” de Leonardo Portus critica cómo en Chile se ha perdido el sueño de una vivienda digna y justa para todos, especialmente tras el golpe de Estado. A través de sus maquetas, el artista rescata la memoria de un modelo habitacional más humano y comunitario, mostrando que una casa no es solo un lugar físico, sino también un espacio con historia, identidad y derechos.
ResponderEliminarLa obra “Esta será mi casa, cuando me vaya yo” de Leonardo Portus me impactó por cómo va más allá de la vivienda física. Nos muestra que una casa es memoria, historia y dignidad. Me conmovió ver cómo rescata proyectos como la Villa San Luis, que buscaban la igualdad, pero que terminaron truncados por intereses económicos.
ResponderEliminarPortus usa maquetas y detalles arquitectónicos para denunciar, no solo mirar el pasado con nostalgia. Nos obliga a ver que la desigualdad habitacional sigue hoy, con viviendas sociales mal ubicadas y una ciudad dividida. Su arte nos hace reflexionar sobre justicia y el derecho a habitar, convirtiendo la obra en algo profundamente humano y necesario. Es un recordatorio potente de que la vivienda debería ser un derecho, no un lujo.