La estación Universidad de Chile del Metro de Santiago ha sido reconocida en dos ocasiones por medios internacionales. En 2012, la guía de viajes Lonely Planet la catalogó como “una de las 10 estaciones imperdibles del mundo”, mientras que en junio de este año, el diario británico BBC la distinguió como “una de las siete estaciones más bonitas del mundo”.
¿El motivo? El mural “Memoria Visual de una Nación” realizado por el pintor chileno Mario Toral.
La obra de Mario Toral es un trabajo monumental que, intentando componer por medio de imágenes una narración de nuestra identidad, reúne hechos, personajes, geografías e hitos significativos de la historia de nuestro país. Así rescata acontecimientos desde la conquista hasta la modernidad, cubre un total de 1200 metros cuadrados y se ubica en el sector superior de los andenes de la estación Universidad de Chile del Metro de Santiago.
Está compuesto por seis paneles realizados en dos fases, “Pasado”(1996) y “Presente” (1999). Sus nombres son: “La Conquista”, “Antiguos Pobladores”, “El Encuentro”, “Los Conflictos”, “Tributo a Nuestro Océano” y “Homenaje a la Poesía”. La realización de este mural tuvo varias etapas. Primero se impregnó las telas, luego se traspasó el dibujo a ellas, se pintaron con acrílico y luego se hicieron terminaciones al óleo.
Luchando a veces con la irrepresentabilidad de algunos motivos, la elección de los acontecimientos que construyen esta narración visual de la historia de Chile, se relaciona con cierto romanticismo del artista, así como también la fuerte presencia de la figura humana. Una mujer dando a luz representa a la América precolombina, alrededor de ella aparece un escenario envuelto en la mitología mapuche. Espacios cotidianos, naturales, bélicos, objetos de artesanía, personajes como Galvarino y Caupolicán, el origen de la cultura y el nuevo continente, aparecen entramados en este relato visual.
En el mural, sin embargo, no se abarca no solo lo heroico y épico de algunos sucesos fundamentales, sino también se retratan episodios trágicos de nuestro pasado.
En el pasado, ubicado en el ala oriente de la estación, se encuentran plasmados los pueblos originarios de Chile, quienes chocan en el panel central (El Sol) al encontrarse con la llegada de los españoles, quienes traen consigo al caballo, el hierro, la espada y la cruz.
Mientras que en el presente, en el ala poniente, se contraponen la poesía (aludiendo a toda la creación artística humana) y el conflicto. En el panel de la poesía, Toral destaca a su amigo Pablo Neruda, Pablo de Rokha (representado como un Ícaro caído), Gabriela Mistral (representada por la pareja en las sombras, rodeada de espinas) y Vicente Huidobro. En un friso inferior también destaca a Violeta Parra.
Al frente, retrata el conflicto a través de nueve hechos sangrientos de nuestra historia, desde el asesinato de Diego Portales al bombardeo de La Moneda, siendo hace poco integrado finalmente el lienzo sobre el martirio de Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana, quienes fueran quemados vivos en 1986. Estos eventos están rodeados de manos que se encuentran, como un símbolo del reencuentro y la unidad tras el conflicto. En palabras de Toral, “quise enfrentar la poesía, el arte —que es la creación más sublime del ser humano— con la violencia, para contrarrestarla. Ahora, con la incorporación de este lienzo, que estaba en los bosquejos originales, el mural está completo”.
Finaliza al medio del ala poniente un panel dedicado al mar, “porque el futuro de Chile está en el Océano Pacífico. Al oriente está el panel del sol, el pasado… los españoles llegaron por la cordillera. Se contrapone el del mar al poniente, que es nuestro futuro”.
PREZI
TORAL: MEMORIA VISUAL DE UNA NACIÓN
COMO SE HIZO EL MURAL
[Parte 1]
ResponderEliminarCristóbal Casali Aravena
Mario Toral es un artista chileno, dedicado principalmente a la pintura, aunque también tiene un paso por la fotografía. De joven emigró primero a Buenos Aires y luego a Montevideo. Luego a finales de los 50 emigró a Francia donde realizó estudios en Bellas Artes y conoció a autores importantes de la época. Una vez de vuelta conoce en Sao Paulo conoce a Pablo Neruda, quien sería su amigo y con el que realizó la obra "Arte de Pájaros".
Una de sus obras más importantes es el mural que cubre la estación Universidad de Chile del metro de Santiago llamado "Memoria Visual de una Nación" que comenzó a gestarse en 1992 y finalizó con una obra dividida en dos partes "Pasado"(1996) y "Presente"(1999), en la que cubre momentos importantes de la historia de Chile, demostrando lo que es nuestra identidad, desde la relación con los pueblos precolombinos hasta un pasado reciente, como lo es el golpe de Estado y el caso quemados de Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas de Negri.
Para la preparación en conocer sobre lo que pretendía dejar en su obra, Toral viajó por todo Chile conociendo distintas realidades con sus tradiciones y además leyó mucho, con lo que absorbió su historia y cultura. El autor contaba que consideraba al artista (sea cual sea la disciplina de este) como un embudo que absorbía todo por el lado ancho y luego con su experiencia y modo de plasmar el mundo "condensaba" todo en el lado estrecho.
Dentro de la obra en el metro, una parte se llama "Los Conflictos". En esta muestra 8 (en su momento 7, por censura) momentos sangrientos de la historia de Chile, tanto relacionados con la clase gobernante "clásica" (asesinato de Portales o el suicidio de Balmaceda. Por "clásica" a que considera al pueblo de calle, al trabajador), hasta los conflictos con los trabajadores como las minas de Lota, Santa María de Iquique, etc. casos que él considera emblemáticos y de importancia en la historia nacional. ¿Podría considerarse el estallido social actual merecedor de estar entre los episodios estampados en esta obra? A mi parecer sí.
En primer lugar creo que la relevancia histórica de este episodio es gigante en el sentido de la cantidad de gente que ha participado de una u otra forma en las protestas, cabildos, consultas ciudadanas y demás. Además, por primera vez he visto a mucha gente que podría estar en desacuerdo con los medios, pero en el fondo está de acuerdo con la gran mayoría de lo que se pide y le indigna lo mismo.
[parte 2, final]
ResponderEliminarEntre los puntos que no necesariamente motivaron el estallido, pero sí lo alimentan en la no resolución y en el acumulo de rabia está la incapacidad de la clase gobernante de ver lo que realmente pasa con el chileno corriente, y de considerarlo es casi exclusivamente en Santiago. No se reconoce el problema o no se quiere reconocer, a veces acercándose a lo que podría ser un poco de compresión, pero con ideas para solucionarla que no cumplen ni la más baja expectativa. Si los gobiernos anteriores y el actual, más toda la clase política y gente que vive a un nivel alejado años luz de lo que el promedio (que ya como medida es muy mala) tuviera la actitud del "artista" que dice Toral tiene un artista, más lo que él hizo personalmente en la preparación de su obra, el no reconocimiento de lo que realmente pasa y desconocer las injusticias sería imposible. Por una parte los que deben reconocer el problema no están asegurados con ser comparables a un embudo; por un lado su "parte ancha" puede ser "estrecha" y realmente no absorber o ver nada del entorno, o puede ser "ancha", pero no absorbe porque además debe buscar. Al preparar su obra, Toral recorrió todo Chile y se alimentó de la cultura que venía directamente de la gente, reconoció una realidad, buscó. Eso falta a los gobernantes para advertir la realidad. El poder que da el arte, como dice Toral, "siempre va unido a la verdad. No puede haber un artista que no exprese desde lo más profundo, lo más sincero que tiene en el corazón" [...] e indica casi irónicamente que no él no es un político y que no tiene por tanto ese poder sobre la tierra.
En conclusión, creo que desde la importancia histórica y cómo se ha participado en masa, formando una identidad de lo "mal tratados", este episodio podría ir como continuación en el mural, y además la actitud del autor en el descubrimiento para transmitir una verdad desde sus ojos es lo que le falta a muchos para reconocer los verdaderos problemas y desde ahí ver qué se puede hacer y qué no.
Mario Toral es un artista que al igual que sus pares busca transmitir su perspectiva o forma de sentir las cosas a través del medio que le sea más útil y efectivo. Para desarrollar el mural que hoy se encuentra en la estación de universidad de chile, el autor tuvo que sumergirse en un largo viaje a lo largo de nuestro país en donde no tan solo recopilo hechos relevantes a incorporar en su obra sino que además descubrió la verdadera forma de vivir y sentir de los protagonista de ella. En relación a lo anteriormente mencionado debo hacer hincapié en la cultura mapuche y en su fuerza para mantener viva una cultura que desde los inicios de la conquista y posterior colonización ha sufrido la absoluta exclusión de su gente y sus derechos.
ResponderEliminarEl autor nos habla acerca de la necesidad de usar la pintura para comunicar a los demás todo aquello que tiene repercusión sobre él, es por esto que el mural tiene como principal objetivo, a mi juicio, el identificar todo aquello que ha tenido un impacto profundo en la historia de este país. Ahora la pregunta es ¿por que surge esta necesidad?, tal como lo plantean los historiadores, un pueblo actúa en base a sus memoria y de no ser así ,sería igual a cualquiera de sus contemporáneos.
Este año ha estado marcado por un hecho histórico, en el cual los ciudadanos chilenos han empezado a manifestar su descontento respecto a la forma en que el país ha ido evolucionando con el pasar de los años. La respuesta que se espera en este momento de nuestras autoridades tiene múltiples aristas, que van desde los alcances de las decisiones que se tomen como también las formas en que se empleen, sin embargo si hay algo en lo que todos podemos estar de acuerdo es que este punto de inflexión se ha desencadenada por una profunda crisis de empatía y conformismo. Al igual que el mural de Toral, la enormes injusticia que sufren las personas día a día son como una obra que podemos observar en donde la pintura ya está seca y sus espacio de exhibición no se limita a una estación de metro sino a nuestras propias vidas. Creo que de cierta forma todas las personas que habitamos esta país y que compartimos el descontento de la mayoría, hemos sido capaces de levantarnos cada mañana e ignorar que el mural sigue ahí, sin embargo llega un punto en el cual deseas dejar de ver siempre lo mismo y te planteas si existirá la posibilidad de ampliar el muro con nuevas ilustraciones que demuestren que el pronóstico para el futuro es optimista. Personalmente me siento feliz de haber tenido la oportunidad de estudiar en una buena universidad y de haber nacido en una familia sin mayores complicaciones económicas, sin embargo así como tengo tan presente mis privilegios también soy consciente de que el que está al lado no lo tuvo e irónicamente mientras más entiendo y más aprendo, crece con mayor fuerza mi descontento...
La injusta y violenta memoria de mi nación.
ResponderEliminarRodrigo I. Armijo Sepúlveda
Me parece acertado que Mario Toral emprenda viaje de tal envergadura para dar sentido a su obra. Siento que este material ha dado a muchas de mis inquietudes algo de sosiego y me ha orientado hacia cómo seguir explorando mi país, su historia y su poesía.
Esta obra ha cifrado cuidadosamente su significado en mayor virtud del mensaje que busca transmitir. Toral es absolutamente consciente del espacio que utilizará y la relevancia de una obra que busca retratar la historia de una nación que no siempre tiene claro hacia dónde va, y como la marea que baña sus costas, ha oscilado en las aguas del tiempo rompiendo en las rocas para salpicar sangre y agua de mar en la cara.
Que la obra se denomine una "Memoria", esta memoria visual de nuestra historia, es un guiño hacia reconocer la unidad de nuestro pueblo, pues sugiere ser un recuerdo guardado que nos compete a todos, a una conciencia colectiva si se le puede llamar así, pese a que no toca nuestras historias individuales ni habla de cada uno de nosotros. Todo aquel denominado chileno que posea un vago conocimiento de la historia de este país podrá encontrar al menos un elemento al que relacionarse: sean memorias ancestrales de pueblos ya extintos o que resisten por la fuerza, las turbulencias de la modernidad y sus matanzas sin razón, uniformes y poetas, edén y los nueve infiernos en su injusta medida. Este recuerdo se cimenta como algo que podemos llamar propio, un fragmento de identidad que es de todos.
Respecto a la distribución espacial que se ha decidido adoptar y la parcelación en 6 paños temáticos, considero de tremenda relevancia esta medida última para facilitar la comprensión de la obra, para poder tomar de a un bocado esta historia que a ratos pareciera querer escapar de los lienzos y replicarse hoy a pesar de haber sido tantas veces contada. Dada la extensión y las limitaciones espaciales de la estación de metro es notable como la obra calza no como un guante, sino más bien como un tatuaje en esta estación, porque al pararse en el andén bajo ingente obra transmite un poco esta idea de que ha estado ahí siempre y ahí se quedará, por supuesto no desde el “siempre” de los niños que pareciera haber estado efectivamente “siempre” ahí, más bien un “siempre” que entendemos como largo pero sabemos bien su inicio es discreto y su duración finita así como también lo es el hombre. El hombre finito que busca transmitir algo más allá de su paso por el mundo, en la cosmovisión mapuche esto se logra a través de la lengua y la acción, vivir como se dice y ser fiel a esto. Especulo que Toral busca algo de esta trascendencia a través de su obra, pues en el retrato de viejos amigos relevantes para el acontecer nacional no puedo evitar recordar a Luis Poirot y su trabajo. Aún siendo la pintura una introspección y proceso tan interno como señala Toral, en su “Memoria Visual de Nuestra Historia” siento que hace un ejercicio de “no mirarse el ombligo” y las paredes parecen un vuelco, como que rebalsan de Mario por todas partes hacia Chile, hacia el interior de su audiencia, porque un poco de todo aquello representado ahí vive en cada uno de nosotros; o por lo menos eso es lo que pienso nos sugiere con una puesta en escena tan invasiva. Doy por hecho que quien pretende exponer en tan público lugar y de forma tan vistosa una obra sobre la historia de su nación, cree poseer por lo menos una mirada interesante de su historia y acontecer, y piensa que su instrucción es suficiente para comunicar con colores y formas un sentir que habita en todos nosotros. Pues de no ser así no comprendo la osadía de emprender tal aventura.
EliminarLa historia de Chile habla indudablemente de injusticias, de pugnas que desde un frente sostienen altos principios y por el otro avaricia y sed de poder. ¿Qué depara a nuestra convulsa realidad? ¿Cómo será pintada en ojos de la historia y quién cantará los muertos y los ciegos? Hoy la obra de Toral y su mensaje cobran renovada vigencia, pues al preguntarnos en qué nación queremos habitar el día de mañana, indudablemente debemos hacer extensa revisión de en qué nación hemos habitado hasta ahora. ¿Será la fuerza por sobre la razón una vez más? Es una memoria casi como que película, una cinta que nos transporta a sufrir las injusticias pasadas para no olvidar, para no volver a equivocarnos en tanto mal que hemos causado a nuestros hermanos y conciudadanos, es un monumento a la ceguera de la humanidad y espero pueda entenderse también como un acto reivindicatorio y reconocedor de nuestros pueblos originarios con quienes deberíamos dialogar para construir un estado plurinacional que sea realmente representativo de todos aquellos en su territorio respetando su ancestralidad y costumbres.
Hoy ya no me es tan extraño lo chileno, quizás solo necesitaba darme cuenta de que siempre ha estado ahí. Doy admisión a su permanente cambio y declaro aquí mi misión para su permanente construcción, porque donde esté yo también estará lo chileno y se manchará con agua de mar y sangre todo aquello que toque, cual Midas en Frigia, a la hora de diseñar un proceso, en cuanto temprano en la mañana escoja mi vestuario, o en un verso inexperto, ahí estará muy bien lo chileno, en la resistencia a la desmedida represión policial, en la búsqueda por justicia y amor, y en la defensa de la más alta virtud, ahí llevaré y estará muy bien lo chileno.